Todo ocurrió una noche del 31 de octubre en un cementerio donde un grupo de jóvenes celebraban la llamada noche de Halloween.
Todos se divertían bebiendo hasta altas horas de la madrugada hasta que se acabo el alcohol y empezaron a divertirse de otras maneras como rompiendo lapidas, flores...
Hasta que un grupo de zombis sacaron palas, pistolas y otras armas y fueron a por los jóvenes. Ellos seguían con la música alta y destruyendo objetos sagrados de la capilla. Los jóvenes intentaron acabar con los zombis pero no lo consiguieron y los zombis fueron los que acabaron cortando las cabezas a los chicos y empezaron a jugar al balón con ellas y, cuando se aburrieron, las vaciaron y fueron a pedir “truco o trato” por las casas y el pánico se mascaba por las calles del pueblo temiendo la peor tragedia que podía pasar que era que acabasen como aquellos jóvenes que solo pretendían divertirse y acabaron muertos.
Cuando empezó a amanecer los zombis empezaron a correr y se metieron en sus respectivas tumbas y los chicos se juntaron sus miembros y volvieron a resucitar como si no hubiese pasado nada. Ninguno del pueblo se acordaba de lo que había pasado aquella noche y todo quedó en el olvido.
Cristina Sancho López, 2ºB
Me gusta(aunque llegue un poco tarde)
ResponderEliminarGracias Ruben, como suelen decir mejor tarde que nunca y perdón por no haberte contestado antes
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