Un día, en el norte de África, nació un elefante justo al lado de un acantilado, por donde pasaba un pequeño río.
Cuando el pequeño elefante estaba durmiendo, su madre lo despertó para que se pusieran en marcha con la manada. Buscaban un lugar fértil y plano, porque estaban en tiempos de sequía y no se podían quedar allí.
Después de caminar unos días, pararon a descansar. De repente empezaron a salir corriendo todos los elefantes, asustados. Eran leones hambrientos los que allí aparecienron con la intención de comerse al bebé elefante. Su madre lo protegió hasta el final y el pequeño bebé pudo huir con la manada, pero su madre no.
Pasaron dos meses y llegó la primavera. La manada había encontrado por fin un lugar fértil. El pequeño elefante estaba nervioso y seguía buscando a su madre. En un momento, se vio a lo lejos una sombra grande. Los elefantes se asustaron pero se oyó un ruido inmediatamente y el peqeuño elefante reconoció la silueta, era su madre. Corrió rápidamente hacia ella y la acarició con su pequeña trompa. Su madre había conseguido recuperarse de las garras de los leones y llegar a la manada sana y salva.
Allí vivieron tranquilos hasta el siguiente año, que tenían que emigrar otra vez.
SEBASTIÁN VILLALBA, 2º ESO C
Es una historia muy emotiva y te enseña que todos los seres vivos, animales o personas , tienen en su instinto el querer a su madre y no olvidarla nunca.
ResponderEliminarMe encanta esta historia, Sebas que bien escribes :D
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