Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...
No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.
ANTONIO MACHADO es uno de los grandes poetas en lengua castellana. Pasó un tiempo de su vida en Soria, como profesor de francés, y allí se enamoró de la joven Leonor , con la que contrajo matrimonio poco más tarde.
Sin embargo, Machado no tuvo muchos motivos para ser feliz de forma duradera. La enfermedad de Leonor le quitó la vida muy pronto y Machado paseaba por la ciudad, mirando el Moncayo, y recordando a su amada. En 1912 se celebró el centenario de la muerte de Leonor.
Tuvieron que pasar muchos años hasta que Antonio Machado volviera a encontrar otro amor, se llamaría Pilar Valderrama y él la apodaría Guiomar, pero ésta ya es otra historia y os la contaremos con otro poema de nuestro Antonio.
Si no habéis visitado Soria, no dejéis de hacerlo. Pasead por sus calles, caminad al lado del Duero, subid al cementerio del Espinar, donde está enterrada Leonor, subid al parador Antonio Machado y contempad la belleza del paisaje. A lo lejos veréis también el hotel Leonor, en otro alto, enfrente del parador. Y es que parece que Leonor y Antonio siguen haciéndose guiños sobre el Duero. Amor eterno, poesía para siempre.
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...
No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.
ANTONIO MACHADO es uno de los grandes poetas en lengua castellana. Pasó un tiempo de su vida en Soria, como profesor de francés, y allí se enamoró de la joven Leonor , con la que contrajo matrimonio poco más tarde.
Sin embargo, Machado no tuvo muchos motivos para ser feliz de forma duradera. La enfermedad de Leonor le quitó la vida muy pronto y Machado paseaba por la ciudad, mirando el Moncayo, y recordando a su amada. En 1912 se celebró el centenario de la muerte de Leonor.
Tuvieron que pasar muchos años hasta que Antonio Machado volviera a encontrar otro amor, se llamaría Pilar Valderrama y él la apodaría Guiomar, pero ésta ya es otra historia y os la contaremos con otro poema de nuestro Antonio.
Si no habéis visitado Soria, no dejéis de hacerlo. Pasead por sus calles, caminad al lado del Duero, subid al cementerio del Espinar, donde está enterrada Leonor, subid al parador Antonio Machado y contempad la belleza del paisaje. A lo lejos veréis también el hotel Leonor, en otro alto, enfrente del parador. Y es que parece que Leonor y Antonio siguen haciéndose guiños sobre el Duero. Amor eterno, poesía para siempre.
He leído algunas estrofas de "Proverbios y cantares", sus versos me emocionan. Paloma H.R.
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