domingo, 9 de junio de 2013

POEMA DE LA SEMANA: La gacela del amor desesperado, de FEDERICO GARCÍA LORCA


LA GACELA DEL AMOR DESESPERADO


 







La noche no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.


Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.

FEDERICO GARCÍA LORCA (Diván del Tamarit)




No podíamos terminar el curso sin dedicarle una semana al gran FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936), uno de los autores más conocidos y queridos de nuestra literatura a nivel mundial.

Perteneciente a la famosa Generación del 27, su voz y su gran personalidad le hacen único e irrepetible. Su obra, tanto poética como teatral, está llena de estilos, de símbolos que conforman su universo lorquiano, presidido por la pasión, la búsqueda de libertad y justicia y ese enfrentamiento entre la realidad y el deseo que no pocas veces desemboca en frustración.


Nació en Fuente Vaqueros y su madre, maestra, le inculcó la pasión por la música y la poesía. En poesía destacan sus obras Poema del cante jondo y Romancero gitano donde une lo popular y lo vanguardista.

En 1929 sufre una crisis sentimental y estética y viaja a EEUU. Esa experiencia lo marcó tanto que cambió su forma de escribir. De ese viaje saldrán obras de carácter surrealista como su famoso libro de poemas: Poeta en Nueva York, en teatro sus "comedias imposibles": El público, Así que pasen cinco años...
 
 Durante la 2ª República, en los años 30, se hizo cargo de la Barraca una compañía de teatro cuyo fin era difundir la cultura por todos los lugares de España.
Como autor dramático cultivó muchos géneros y llega a su época de plenitud donde aúna éxito y calidad literaria con títulos tan famosos como Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba.

El poema elegido es del libro de poemas El diván del Tamarit, publicado poco antes de su muerte, donde hace un homenaje a los poetas árabes de su Granada pero a través de su lenguaje y del desarrollo del concepto del "amor oscuro".

En 1936, con la inminencia del golpe de estado y por miedo a represalias por su ideología, se marchó a Granada pensando que allí estaría a salvo pero lo detienen y fusilan por tanto, al comienzo de la Guerra Civil española.

Lorca tenía talento para todo, la música, el cante, el recitado, la poesía, el dibujo, el teatro... Todo lo hacía bien, era un apasionado de la vida y así lo transmitía. Todos los que le conocieron están de acuerdo en una cosa: era un ser humano extraordinario, honrado, generoso, con un optimismo y una alegría contagiosa ("la obra maestra era él" decían sus amigos).

Así que conocer a Lorca era un regalo pero los que no tuvimos esa suerte podemos hoy revivirlo a través de sus obras: puso toda su pasión y su corazón en ellas, son su legado y el nuestro. Reencontrémonos con él en sus versos.


Para continuar con las versiones musicales, os dejamos por aquí la de otro famoso cantautor, Amancio Prada, que adapta este poema de Lorca con una gran sensibilidad y emoción:


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