domingo, 2 de junio de 2013

"Nanas de la cebolla" (1939), de Miguel Hernández (1910-1942)


La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.

Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso. 

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor. 

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma. 

Ser de vuelo tan lato,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa ni
lo que ocurre.


"Nanas de la cebolla" (1939), de Miguel Hernández (1910-1942)“Nanas de la cebolla” está considerado como uno de los poemas más sobrecogedores de la poesía española del siglo XX. Fue escrito en 1939 en la cárcel por Miguel Hernández, un poeta capaz de transmitir el lirismo más intenso, nacido en Orihuela (Murcia), en 1910, y muerto de tuberculosis en una prisión de Alicante en marzo de 1942, donde se encontraba ingresado por motivos políticos, pues había formado parte del bando republicano durante la guerra civil española (1936-1939) que combatió contra las tropas del general Franco.
Son realmente “las más trágicas canciones de cuna de la poesía española”, fueron dedicadas a su hijo Manuel Miguel, nacido en enero de 1939, y escritas en respuesta a una carta de Josefina Manresa, esposa del poeta, en el que le contaba que ella y el niño únicamente se alimentaban con pan y cebolla, a falta de otros alimentos. El matrimonio había tenido otro hijo, Manuel Ramón, nacido en diciembre de 1937 pero muerto prematuramente  a los pocos meses, en plena guerra.



Miguel  Hernández publicó varios libros excelentes, como “Perito en lunas”, “El rayo que no cesa”, “Vientos del pueblo” o “Cancionero y romancero de ausencias”, donde está incluido “Nanas de la cebolla” y que recorre los momentos más dramáticos de la existencia del poeta, entre los años 1938 y 1941.
Su vida fue tan triste como su poesía. De niño tuvo que cuidar ovejas en vez de estudiar en la escuela, de hecho se le llama el poeta pastor, tuvo que enfrentarse a un padre que no creía en la poesía... Se vino a Madrid para buscarse la vida como poeta y tuvo que hacerse un hueco entre todos los señoritos estudiantes con la vida más fácil. Pero acabó siendo el niño de la Generación del 27. Y todo por méritos propios. Muy comprometido con sus ideas políticas luchó por ellas hasta su muerte.
No olvidéis a este hombre que mil veces afirmó: " a mí la vida me hizo poeta".


 Varios artistas  han puesto música y voz a este poema, aunque os recomendamos especialmente la versión de Serrat.


 


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